EUROPA
PRESS
14 junio
2021
Breve
guía sobre los alimentos probióticos y los alimentos prebióticos que benefician
a nuestra salud
¿Sabes realmente qué es un yogur con bífidus y por qué puede ser beneficioso para tu salud? Por
poner un ejemplo, porque probablemente no lo sepas, más allá de lo que dice el
anuncio efectivamente se trata de un producto probiótico dado que contiene
bacterias beneficiosas para nuestra salud.
En nuestro mercado hay productos así. Forman parte de lo que
se conoce como 'la microbiología de los alimentos', encargada de estudiar los
microorganismos que pueden afectar a lo que comemos, según explica el técnico
superior en dietética Álvaro Vargas.
"Hay microorganismos en los alimentos que generalmente
no producen ningún tipo de alteración en nuestro organismo, no derivan en
enfermedad, y pasan inadvertidos, mientras que otras veces los microorganismos
se pueden manifestar modificando el alimento, produciendo una infección
alimentaria o aportando propiedades positivas, como es el caso de la
fermentación, que aumenta las bacterias beneficiosas en ese alimento, es decir,
los probióticos", añade.
Según explica en una entrevista con Infosalus,
con motivo de la publicación de 'Refuerza tus defensas' de Grijalbo, en nuestra
microbiota hay casi 100 millones de bacterias beneficiosas para el sistema
inmune, y los alimentos con probióticos llevan bacterias similares, son sobre
todo alimentos fermentados, como el yogur, el chocolate negro (por encima del
75%, cuanto más puro, mejor), el chucrut, el miso, los encurtidos, las
aceitunas, o el té kombucha, que aunque no son muy
habituales en una cesta de la compra, porque son difíciles de encontrar
algunos, e incluso caros, sí pueden ser beneficiosos para nuestra salud, según
aclara.
Es más, sostiene que se pueden considerar como alimentos
probióticos "todos aquellos que contienen bacterias beneficiosas en su
composición". Al tomarlos, en principio, dice que estamos ingiriendo
millones de estos microorganismos que pueden asentarse y formar parte de nuestro
intestino o eliminarse; si bien avisa de que "no están muy estudiadas las
causas de por qué ocurre una cosa u otra".
"Lo que sí que está claro es que para que estas
bacterias se asienten en el colon hay que tomar los probióticos de forma
regular, entre tres y seis meses, igual ocurre con los suplementos de
probióticos. No es tan sencillo que estas bacterias extrañas aniden en la
colonia ya formada en nuestro organismo, se necesita tiempo y a veces no se
acaban de integrar", agrega Vargas.
La mayoría son alimentos fermentados
Una de las características de estos alimentos, según subraya
el experto, es que la mayor parte son alimentos fermentados, es decir, que han
pasado un tiempo en alguna solución acuosa y esto ha propiciado la aparición de
bacterias beneficiosas.
Por otro lado, el técnico superior en dietética se muestra
partidario de la toma de suplementos de probióticos de forma continuada, y
especialmente coincidiendo con los cambios de estación, y si hemos estado
tomando medicamentos como los antibióticos, si hemos salido de alguna dolencia,
en particular gastrointestinal, "pero no estaría de más en cualquier
momento", o tras una infección.
Los alimentos prebióticos
En cuanto a los alimentos prebióticos, Vargas incide en que
se trata de alimentos que no presentan en su composición estas bacterias, pero
sí que propician que los intestinos las fabriquen y facilitan que se cultiven
bacterias beneficiosas: "Es como si fuera afrodisíacos para estos
microorganismos, ya que los ayudan a procrear. Eso sí, no resultan tan
efectivos en esta tarea como los probióticos, ya que su interacción con la
microbiota ya existente es todavía más incierta, pero sin duda ayudarán".
Según incide, estos alimentos prebióticos no llevan esas
bacterias beneficiosas, pero sí sirven como entrenamiento y mejoran las
bacterias que ya existen. "Aquí se enmarcarían todas las verduras, que
ayudan a nuestra flora intestinal, sobre todo las verduras de hoja verde como
las espinacas, las lechugas, o las coles, y luego las crucíferas son muy
interesantes como la coliflor, el nabo, la col rizada, o el brócoli. Otros
alimentos ricos en prebióticos son el ajo, las alcachofas, la avena, la
cebolla, los espárragos, los garbanzos, las lentejas, la patata, los plátanos,
y el puerro", sentencia Álvaro Vargas.